Hipótesis controvertida. SURGE DE UN TRABAJO SOBRE TUMORES DE MAMA.
Un estudio sugiere que algunos cánceres podrían curarse solos.
Los oncólogos saben que rara vez es posible que ciertos cánceres desaparezcan solos. Existen casos de melanomas y cánceres renales que se desvanecieron, y un tumor pediátrico muy poco frecuente, el neuroblastoma, puede desaparecer sin tratamiento.
Pero la mayoría de esos casos de curación espontánea se considera una rareza clínica. Y dado que casi todos los cánceres detectados son tratados, es imposible pensar si quiera qué pasaría si no se lo hiciera.
Sin embargo un equipo de investigadores noruegos sostiene que hallaron algo que les permitiría hacer esa pregunta en voz alta sobre el cáncer de mama. El nuevo estudio, cuyos resultados se publicaron ayer en The Archives of Internal Medicine, sugiere que hasta los cánceres invasivos a veces podrían desparecer sin tratamiento y en cantidades de pacientes mayores que las que podrían imaginarse.
Por ahora, esto no tiene aplicación práctica, porque nadie puede predecir si un cáncer detectado desaparecerá, continuará con metástasis o causará la muerte.
Y algunos expertos siguen sin convencerse. “Semejante simplificación de un tema tan complejo es alarmante”, opinó el doctor Robert A. Smith, director de control diagnóstico del cáncer de mama de la Sociedad Estadounidense de Oncología.
Pero en otros, incluido el doctor Robert M. Kaplan, presidente del Departamento de Servicios de Salud Pública de la Universidad de California en Los Angeles, el estudio provocó cierto interés. Sus consecuencias son “potencialmente enormes”, sostuvo Kaplan.
Si otro estudio confirma estos resultados, dijo, podría ser eventualmente posible optar en algunas mujeres por la llamada observación o terapia expectante, que incluye el control del tumor
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[1] Lamentablemente no se puede efectuar ninguna observación cierta, científica, al respecto, al menos en nuestro medio donde toda enfermedad cáncer detectada, diagnosticada, es tratada cayendo con todo el bagaje de quimioterapia, radioterapia, cirugía, morfina, etc. de acuerdo a la protocolización terapéutica establecida de manera intransigente entre médicos y compañías farmacéuticas, no dejando lugar a otra clase de investigación científica que pudiera generar otras expectativas de tratamiento y de probable éxito sobre esta y otras enfermedades.
[2] De todas maneras, la ciencia médica convencional, en particular la oncología, sigue insistiendo con el tratamiento habitual institucionalizado como único e irremplazable (amén de científico), siendo que después de cincuenta años de aplicación nada cambió, continúa muriendo tanto o muchos más pacientes oncológicos que en sus albores, es decir, un rotundo fracaso pero, con más complicaciones por el mayor grado de lesiones que provocan sus tratamientos por ser directamente agresivos orgánicos y bloquear los intrínsecos mecanismos de autocuración sujetos a principios o leyes naturales de recuperación biológica.
mamario para comprobar si crece. “La gente nunca pensó en el cáncer de mama de esa manera”, consideró.
Kaplan y su colega Franz Porzsolt, oncólogo de la Universidad de Ulm, comentan en un editorial sobre el estudio que “si esta hipótesis de remisión espontánea es creíble, debería provocar una revisión mayor del enfoque actual de la investigación y el tratamiento del cáncer de mama”.
Resultados que asombran
El estudio fue dirigido por el doctor H. Gilbert Welch, investigador del Va Outcomes Group, en White River Junction, y de la Escuela de Medicina de Dartmouth; el doctor Per-Henrik Zshl, del Instituto Noruego de Salud Pública, y el doctor Jan Maehlen, del hospital de la Universidad de Ulleval, en Oslo.
Los investigadores compararon a dos grupos de mujeres de entre 50 y 64 años en dos períodos de 6 años consecutivos cada uno.
Estudiaron a un primer grupo de 109.784 mujeres entre 1992 y 1997. Dado que el control mamográfico comenzó a usarse en Noruega en 1996, les ofrecieron a todas las mujeres hacerles una mamografía entre ese año y 1997. Casi todas aceptaron.
El equipo estudió a un segundo grupo de 119.472 mujeres entre 1996 y 2001. A todas se les ofreció hacerles mamografías regularmente y casi todas aceptaron.
El resultado esperable habría sido que ambos grupos tuvieran la misma cantidad de cánceres de mama, ya sea detectados al final o durante los períodos de estudio. Sin embargo, en el grupo de mujeres al que se le había hecho una mamografía de rutina cada dos años, se registró un 22% más de cánceres. Por cada cien mil mujeres controladas regularmente, se le diagnóstico cáncer de pecho (mama) invasivo a 1909 mujeres en seis años, a diferencia de las 1564 mujeres con el mismo diagnóstico en el grupo al que no se le habían realizado controles diagnósticos regulares.
Aunque existen otras explicaciones, los investigadores aseguran que son menos probables que la conclusión de que los tumores desaparecieron. Para Welch, la explicación más probable es que “hay algunas mujeres que tienen un tumor en un momento de su vida y luego no lo tienen”.
Estos resultados no significan que las mamografías causaran el cáncer de mama en las participantes del estudio, pero tampoco respaldan la recomendación de que las mujeres sigan haciéndose las mamografías, ya que poco se conoce sobre el avance de la mayoría de los cánceres.
Pero los especialistas advierten que esta teoría no tiene, por ahora, aplicación práctica.
“La mamografía salva vidas”, sentenció Smith. Aunque pueden tener un costado negativo –el más importante para una mujer es el riesgo de tener que hacerse una biopsia para controlar una anormalidad que termina no siendo cáncer-, “el equilibrio entre los beneficios y los peligros sigue inclinándose considerablemente a favor del control-diagnóstico del cáncer”, indicó.
Pero para la doctora Suzanne W. Fletcher, profesora emérita de atención y prevención ambulatoria de la Facultad de Medicina de Harvard, es importante también que las mujeres y los médicos comprendan la imagen completa del control diagnóstico del cáncer. Este nuevo estudio, dijo, es “solo una parte de esa imagen”.
En igual sentido opina la doctora Silvia Witis, de la Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer (Lalcec), tras leer el estudio: “No dejaría de indicar una mamografía porque cada vez vemos más cánceres de mama en mujeres más jóvenes, existen equipos que nos permiten detectar lesiones tumorales mínimas y que podemos operar para que la mujer esté fuera de peligro y controlada. La verdad es que no podría dejar a una mujer durante seis años sin hacerle una mamografía y menos cuando se trata de mujeres mayores de 50 años, que es la edad de mayor incidencia de la enfermedad”.
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[3] Por supuesto, es imposible para el pensamiento médico convencional, científico, académico y, por sobretodo, dogmático se genere propuestas de nuevas investigaciones científicas para profundizar sobre este primer estudio realizado. No deben olvidar estos especialistas o expertos que, la mamografía es lesiva porque irradia la mama que es un tejido altamente radiosensible y, además, por traumatizar por compresión la glándula.
No nos olvidemos que la medicina convencional, autodenominada científica, asienta todos sus conocimientos en teorías.
Por otra parte, no es bueno o científico manipular los siguientes términos: detección y detección precoz no es lo mismo que prevención. En la primera acepción existe enfermedad, en la segunda no.Fuente:
Diario “La Nación”, página 14, miércoles 26 noviembre 2008.
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Nueva Medicina Germánica (Dr. Ryke Geerd Hamer).
Existen cuatro tipos de conflictos o traumas emocionales principales para la glándula mamaria.
Tejido glandular mamario: el trauma se corresponde con un drama humano vivido en el propio territorio, el “nido”; en el mismo lugar donde la golondrina trae al mundo a sus crías, es donde las alimenta y las cría. En sentido más general es un conflicto que tiene que ver con todos aquellos a los que la mujer tiene maternalmente bajo sus alas protectoras. Si se trata de niños, por ejemplo, el conflicto afectará al pecho izquierdo (para una diestra); si se trata de un compañero (un conflicto sin connotaciones sexuales), por ejemplo un compañero hacia el cual la mujer tiene una actitud maternal, o por extensión, de un amigo, de los padres, de los sobrinos, hermanos, hermanas (hasta del perrito de casa que se quiere proteger), el conflicto afectara la mama derecha de la mujer diestra. En la fase activa del conflicto (fase de toda enfermedad que va desde que se estableció el trauma emocional hasta que se lo resuelve mentalmente) aparecerá un nódulo compacto cuyo tamaño y características patológicas estará en función de la duración e intensidad del conflicto vivido por la mujer. La paciente se encontrará a menudo frente a un diagnóstico de tumor en la mama. En fase de reparación o resolución de la enfermedad (segunda fase de toda enfermedad que va desde la resolución del conflicto a nivel mental hasta que se produce la reparación orgánica) se produce una reducción fétida caseificante del tumor por parte de las bacterias (los microorganismos contribuyen a resolver la enfermedad, no a generar enfermedades como considera la ciencia médica convencional). A falta de estas últimas (bacterias), el nódulo se enquista deteniendo su proliferación por mitosis.
En este caso el tumor no es una solución puesta en práctica por la propia biología individual para su supervivencia (que es a lo que tiende la enfermedad en toda biología orgánica, sea un ser humano o un animal), sino que se trata de una solución “para el otro”: mi niño está en peligro de muerte, entonces produzco más leche para él, es una leche más nutritiva con objeto de que pueda sobrevivir; ésta es la “función biológica” del cáncer de glándulas mamarias.
Conductos galactóforos: se trata de un conflicto de separación, de falta de comunicación con alguien próximo a nosotros y que querríamos estrechar contra nuestro pecho (mamas): el marido se aleja por razones de trabajo (mama derecha en mujer diestra), el hijo que se va para proseguir sus estudios lejos de casa (mama izquierda en mujer diestra).
Embriológicamente las facultades lactantes son una invasión del pezón, y por tanto del ectodermo (capa embriológica más externa que da origen entre otros sistemas orgánicos, a piel y algunas mucosas como conductos galactóforos).
En simpaticotonía (etapa de conflicto activo) se desarrollan ulceraciones a las que seguirá, en vagotonía (etapa de resolución de conflicto orgánico), una tumefacción de la mucosa (en el epitelio de revestimiento que tapiza los conductos). La tumefacción va acompañada de una secreción que no puede descargarse, dado que la misma tumefacción obtura los conductos; ello provoca una inflamación más o menos evidente detrás del pezón que a menudo es diagnosticada erróneamente como cáncer ulcerativo.
La dermis del pecho: conflicto de “ensuciamiento” o “mancillamiento”, de ataque a la propia integridad, conflicto de pensar que somos desfigurados: una gran cicatriz en piel de mamas, una mutilación en mamas…
En fase de simpaticotonía aparecen manchas pardas, forúnculos que aumentan a medida que perdura el conflicto, y en fase de vagotonía se producirá, en presencia de bacterias, una reducción fétida.
Las terminaciones nerviosas de la mama: conflicto derivado de no querer ser tocados, de querer estar separados: “no quiero que mi marido me toque ya”, “no quiero ser palpada por el médico”, “no quiero seguir sufriendo la radioterapia”.
Rápidamente aparecen pequeños gránulos muy móviles, como canicas que se escaparan de los dedos al palparlas; es el líquido de la envoltura de los nervios que circula menos y se vuelve gelatinoso. Si el conflicto no ha durado mucho desparecen, de lo contrario se enquistan.
Fuente: “La Medicina Patas Arriba”; Mambretti – Séraphin; Obelisco.
Tamoxifeno
Terapia convencional para el cáncer de mama
El tamoxifeno, medicamento para tratar el cáncer de mama se comercializa en el Reino Unido con el nombre de emblon, noltan y tamofen, y con el de nolvadex en Estados Unidos y Reino Unido.
Los comentarios que de él se han hecho parecen muy favorables.
El tamoxifeno, recetado desde hace más de 20 años, es un medicamento hormonal diseñado para ralentizar la extensión del cáncer bloqueando la producción de estrógenos.
Hay periódicos que afirman que se trata de un milagro. Este apoyo viene dado por los temores que hay en el Reino Unido de que el estudio del medicamento entre 15.000 mujeres sanas peligre a causa de una situación similar que se dio en Estados Unidos.
El ensayo clínico en este país se vio interrumpido porque, al parecer, el director del ensayo, doctor Bernard Fisher, no había explicado al resto de miembros que habían de participar en el ensayo todos los peligros que conlleva el medicamento y que se habían observado en investigaciones previas.
En estos ensayos clínicos, al igual que en los estudios similares llevados a cabo en 14 países, se ha probado la eficacia del tamoxifeno como preventivo del cáncer entre mujeres sanas. La opinión generalizada es que entre mujeres con cáncer de mama, las ventajas del tamoxifeno superan los posibles riesgos; sin embargo, existe una larga lista de efectos secundarios que deben tenerse en cuenta, especialmente si el medicamento se administra a una paciente que no presenta ningún síntoma.
Seis mujeres norteamericanas murieron de cáncer de endometrio tras tomar el medicamento, lo cual está en relación diresta con un estudio realizado en Holanda que concluyó que las mujeres que toman tamoxifeno tienen más del doble de posibilidades de desarrollar el cáncer (lancet, 1989; i: 117-20).
También preocupa la posibilidad del cáncer de hígado. En pruebas realizadas en ratones, el 11,5 por ciento desarrollaron el cáncer cuando recibieron la dosis normal, y esta cifra se disparó al 71 por ciento con dosis más elevadas (J Nat Cancer Inst, 1991; 83: 1450-9).
Otros efectos secundarios mencionados en el Physicians´ Desk Referente incluyen problemas oculares como alteraciones en la córnea y cataratas, producción excesiva de calcio, sangrado vaginal, sofocos, náuseas (en un cuarto de los casos) y erupciones cutáneas.
Fuente: “Secretos de la industria farmacéutica; pág. 208; Bryan Hubbard; Atlántida)
La toma crónica de tamoxifeno promueve la descalcificación ósea. Es decir que, el tratamiento preventivo del cáncer de mama genera otra enfermedad, la osteopenia-osteoporosis.
Queda entonces, establecido el circuito financiero-comercial de las grandes industrias farmacéuticas en medicina, y por ende, de la medicina dominante: 1º) crear miedo, sobre una enfermedad inexistente o, de existir ésta empeorando el pronóstico; 2º) como consecuencia, aumenta la gravedad de la enfermedad o ésta pasa a ser seria o grave; 3º) se cae con todo el arsenal terapéutico incluido el farmacológico; 4º) como consecuencia del tratamiento se gestan nuevas enfermedades que, 5º) requieren más tratamiento farmacológico con la correspondiente sujeción del paciente al sistema y empeoramiento de la enfermedad. Pero, los que ganan se enriquecen aún más.
(Comentarios pertenecen a este blogspot).